Sunday, March 28, 2010

13 hertzios por kilo de peso.




Sangre.
Formada de plasma y elementos formes, como los hematíes, que le dan su color rojo.
Hematíes.
Células anucleadas discoides repletas de hemoglobina, la responsable del intercambio gaseoso pulmonar-sanguíneo, mejor conocida como homeostasis.

Aún recuerdo tales enseñanzas en mis clases en la universidad. Palabras y frases que constituían conocimientos entrando tanto por mis oídos como por mis ojos, en las innumerables noches en vela masticando mentalmente cada página que enarbolaba ante mí sus datos.

Si ésa fue la causa que la miopía se manifestara unos meses antes de aplicar para la especialidad de neurocirujana, no lo resiento ni lo deploro. Mis lentes aumentaron mi débil popularidad en el sexo opuesto lo suficiente para darme el lujo de rechazar un par de ofertas. Y además me ofrecían el rescate de los pequeños detalles que tantos omitimos por prestar la atención a asuntos más trascendentales pero desprovistos de hermosura.
Una pasión que mantuve acorde a la neurocirugía era asimismo la botánica. Maravillada por esos diminutos milagros de florecimiento, prosperidad, colores y aromas, una maceta con orquídeas era suficiente para tenerme en beneplácito en esas largas horas de estudio.
Nastias. Trofismos. Fotosíntesis.
Quisiera tener más tiempo para poder profundizar en tales misterios, así como cada día por medio separo con mano firme ese flan rosado y tembloroso encargado de guardar todos y cada uno de nuestros datos. Incluso con los lentes de aumento colocados sobre mis gafas, cada movimiento debe ser hecho con una precisión de relojero, sea manejando el cauterio bipolar, sea con los separadores, sea con el succionador. Un mal movimiento y se perderán algo más que las tablas de multiplicar o el recuerdo de la graduación.
Y aun dentro de lo macroscópico, si cabe ese término al trabajar en una superficie de menos de un centímetro cuadrado, me fascina saber que manipulo una red infinitamente frágil de conexiones, de moléculas pasando de membrana a membrana en la sinapsis, de oleada de microcargas eléctricas volando entre los axones, dendritas, células gliales y demás, para convertirse en órdenes y respuestas.
Fue cuando, en medio de una tarde de meditación mientras contemplaba el blanco nacarado de una orquídea y aspiraba su tenue perfume, me vino una revelación.

Ya sabía de la nulidad de nervios de los vegetales. Que tales movimientos eran parte de una respuesta conjunta de todo el organismo, como el movimiento solar de un heliotropo, o el movimiento certero de la atrapamoscas sobre su presa. Movimientos fácilmente explicados y encasillados a meras respuestas biológicas. Pero ¿si hubiera algo más allá? Como la melodía en la mente de un compositor, se necesitaría un instrumento para poderlo plasmar y hacerlo tangible ante el mundo real...
Tales razonamientos se los fui comunicando a mi colega y superior en residencia, el encargado de que mis errores fueran los mínimos. Un hombre asimismo entusiasmado por el arte y las cosas bellas, lo cual había logrado ganarse más que mi respeto y admiración. Las teorías lo sonreían, lo dejaban pensando, mas de ahí no lograba pasar.
Fue por tanto que furtivamente sustraje un microscopio, varias cajitas de petri y solución salina y glucosada, y en mi casa empecé a experimentar por mi cuenta. Obviamente los primeros intentos fueron fracasos rotundos. Incluso yo misma, en ciertos momentos de malestar y con los pies momentáneamente puestos sobre la tierra, me recriminaba mi proceder, me reñía el afán embriagador de lograr encontrar un balance, una conexión, un enlace que consiguiera manifestar la vegetal belleza con toda su fuerza.
Sin embargo, no desistí.
En vista del fracaso con microfilamentos, pantallas, elementos de resonancia y demás aparatos de fabricación humana, un buen rato estuve razonando y uniendo cabos. Y no fue hasta que observé la alimentación de un herbívoro cuando una flecha luminosa me traspasó la cabeza. Hasta ahora todo había sido un ciclo. B come a A, B es comido por C, C muere y es alimento de A. Circulos, asimilación, respiración, nutrición. Hasta ahora todo había funcionado así. ¿Y si de pronto yo...?
Así fueron pasando semanas y meses en los cuales fui descuidando mi residencia y obteniendo sermones y esquelas de mis superiores, sobre todo de mi inmediato, quien ya había cambiado su actitud hacia mi persona. Su ultimátum de otro error y podía dar por terminado mi postgrado sacudió un poco mis quimeras y me obligó a concentrarme por lo que en un principio apuntaba. Era cierto. El poco éxito logrado en mi afán casi obsesivo no justificaba la pérdida de mi carrera y el terrible deshonor hacia mis padres, quienes pusieron toda su ilusion en que su primogénita se graduara de neurocirujana.
Resuelta a limpiar mi imagen, archivé tales sueños locos en lo más profundo de mi propia mente y retomé el rumbo.
No sólo lo recuperé, sino que los ojos de mi superior se habían vuelto a posar con interés en mí, dándome ocasionales escalofríos extasiados. Una relación entre residentes no era tan fuera de lo común, así que mientras la fecha del final de mi residencia y posterior obtención de título se acercaba; crecian los detalles de él hacia mi parte. Perfumes, salidas, cine y ocasionales bouquets de flores se sucedían con el pasar de los días.
Pero cada vez que observaba las rosas, los crisantemos y las violetas pasar de sus brazos a los míos envueltos en frases y palabras amorosas, una aguja amarga se me hundía en la cabeza. Desistí estando tan cerca de la respuesta. Era como si cada flor estuviera amordazada impidiendo elevar sus cánticos y sumergidas en brea para cortar sus colores y aromas. Las lágrimas que pugnaban por salir de mis ojos, fruto de la tristeza por la impotencia mia, él lo interpretaba como mi conmovido agradecimiento. Volvía a mi departamento y colocaba cada ramo en la puerta de lo que había sido mi laboratorio clandestino, tal cual se ofrecían flores en los sepulcros. Lloraba por horas.
Y finalmente, se dio.
Mis padres hinchados de orgullo, mi cabeza orgullosa con el tocado de graduada y los diplomas tanto de postgrado como de mejor tesis (nada del otro mundo, si me lo preguntan, sólo un ensayo sobre el efecto de la música sobre la amígdala frontal) marcaron el día más trascendental de mi vida, claro, de acuerdo a lo que se esperaba. Mi prometido aplaudía ardoroso relamiéndose de antemano la cercanía de nuestros cuerpos, luego de la gran borrachera posterior a la ceremonia.
Y así se iba dando la cosa, cuando sujetaba mi tercer martini entre risas y comentarios miles; él extrae una bellísima orquídea alba y entre sus pétalos refulgió un diminuto diamante engarzado en un anillo, lo que provocó vítores estruendosos.
"Quiero que nuestros corazones y mentes estén unidos por siempre", me susurró mirándome a los ojos, y una nueva flecha luminosa me atravesó.
Eso era. ¡Eso era! ¡¡ESO ERA!! Rugí extasiada mientras caía de mis manos el anillo de oro y yo echaba a correr hacia mi carro y aceleraba rumbo a mi casa. Cerré la puerta tras ver la mirada extrañada y furiosa de mi amado que me exigía explicaciones a los gritos. Te mostraré, mi amor, te mostraré. Sólo ven , cruza la puerta, recuéstate, relájate y así calmadito sé testigo de la confirmación de todas mis teorías, de que lo que antes se pensaba imposible, se puede lograr.
No importa si me estuviste acompañando días o semanas, ¡he aquí los resultados de mi investigación! Y tú, tú mejor que nadie eras el indicado para ser el primero en palpar tal avance! ¡Lo conseguí, lo logré! La sinapsis perfecta entre lo vegetal y lo animal! ¡Por fin la flor podrá cantar su belleza a los cuatro vientos, enraizada tan perfectamente en tu cerebro prolijamente expuesto por mi técnica, y la fusión de tus células y la de esta orquídea trazarán una nueva línea entre lo hermoso y lo científico! ¡Me deleito de ver tu azulino ojo derecho despuntar estirando su tallo óptico y convertir el globo blanquecino en una corola única, sensible y mutante a su voluntad...!

Tuesday, March 02, 2010

Razones de peso y SALUD por las cuales escuchar buen rock.


Era justo y necesario, en nombre de Odín, demostrar asismismo con recursos científicos y NO inventados (es decir, tenía que respaldarme en evidencia de peso), demostrar que la música de la pasión y la fuerza, el ROCK y el HEAVY METAL eran beneficiosos a la salud, así como gentuzadas como el reguetón gomero y la bachata aventurera eran nocivos para la salud. Así afirmen lo contrario cualquier pelele mamalante que para él es "insulto que le digan rockero". Sí, MAMAVERGA, A TI TE DIGO, CHUCHA.
Obviamente, que en la búsqueda de los hechos, uno lamentablemente se topa con verdaderas imbecilidades salidas de la roseta de tragahostias y fans de Cuauhtemoc Sanchez, pero lo importante es demostrar con hechos valederos que EL ROCK Y EL HEAVY METAL SON BENEFICIOSOS PARA LA SALUD.

Razones y motivos:

1. El buen Rock y el Heavy, sobretodo de grupos iconos como Pantera, KISS, SLAYER, METALLICA, MEGADETH entre muchos otros, están casi a la par de la música de Amadeus Mozart en capacidad de incremento de las areas cognitivas del cerebro encargados de la creatividad y el razonamiento. Si visitan un post medio antiguo de los ilustres rock-warriors verán un gráfico donde se muestra los diversos grupos y géneros musicales conforme al nivel intelectual de las personas, y un estudio no salido de la Estatal ni la San Francisco, sino de eminentes universidades de la Yoni. ¿Desean formar un individuo de bien para la sociedad, productivo y pensante? Pongan en su cunita Mozart, Beethoven, Pantera, Megadeth, Chuck Berry, Rolling Stones, etc. ¿Quieren criar a un violador en serie, un proxeneta, un mantenido, un huelecemento, un delincuente más claro hablando? Vayan a la sección verguiyanki simplemente.


2. El Rock y el Heavy Metal funcionan como catárticos mentales. Imaginate un día de verga y miseria, donde tu jefe te pasó puteando, te pasaron arroz sopudo, vino un mamalante a colgarse de tu prepucio hablando de el Juicio final y que te unas a su puta iglesia, y para rematar pasaste oyendo todo el trayecto a casa los mejores exitos de Makano o algún pelafustan similar; llegas a tu casa con ganas de descuartizar al primero que se te cruze, pero prendes tu stereo y oolocas un buen tema de IRON MAIDEN, cualquiera, y automáticamente empiezas a headbang y a bailar un buen rato. Termina la sinfonía, y te encuentras con una sonrisa más ancha que una sandía.
Está establecido que escuchar buen metal permite canalizar tu ira en vez de tenerla reprimida, y este sentimiento guardado genera gran daño, debido a la somatización de stress. La liberación de endorfinas generadoras de placer son las responsables de la sensación de bienestar posterior y la disolución de los elementos negativos.


3. ¿Que el rock y el metal es satánico y te obliga a comer fetos y a drogarte hasta los dientes? Piénsenlo bien. ¿Creen ustedes que de un cerebro comido por la cocaína el alcohol y otras drogas pueden salir semejantes genialidades como un riff de Mustaine o los salvajes solos de Dragonforce? En verdad el metal y el buen rock aceleran el ritmo de pensamiento, ocasionando por tanto mayor agilidad cerebral, decisiones más veloces, en otras palabras, la eficiencia mental se ELEVA.


4. Veamos lo de la famosa "agresividad" del rock. En primer lugar, una cosa es liberar la agresividad reprimida (ver más arriba) y otra muy diferente es emplearla para fines destructivos, como todos los pandereteros nos lo quieren embutir. Y hasta
la saciedad se ha demostrado que los que liberan sus corajes y malestares internos son más alegres. Y ser más alegre alarga la vida. Si lo que dijeran los Yiye Avila y los Pague por valer fuera verdad, todos los metaleros estaríamos por las calles destrozando todo a nuestro paso y matando a quien se nos cruce. Pero nuevamente, sus teorías estan hechas simplementente para pasarlas por el área NICUNIHUÉ.


5. El rock es música para hombres y mujeres. Hace más varón al varón y más mujer a la mujer. Claro que sí, hay canciones sexistas, machistas y hasta (supongo) badeístas y PRIANistas. Pero son contadas. En otras palabras, el rock por lo general NO ESTIMULA la mariconada, la menestrosidad (al contrario de grupitos de moda tipo PXNDX, MODERATTO ni TOKYO HOTEL) ni tampoco el estupro, la violación, la trata de blancas ni el cuerneo como los que sabemos (idolatrados solamente por los de la ralea del mamalante. Sí chucha, TU). En este destacado sí quisiera contar con la siempre bienvenida ayuda de los rock-warriors, que apoyen con alguna letra que solvente lo que estoy colocando aquí.


Así que lectores y lectoras, siempre hay que demostrar con HECHOS y no con lagrimitas ni con insultos ni trolleos. El que quiera mandar criterios contrarios, siempre que estén debidamente evidenciados, bienvenido será. Caso contrario, se le invitará a escuchar mixeos de yaraví , moflecumbia y reguetón allá donde usted sabe.



LONG LIVE TO ROCK!!