Tuesday, September 26, 2006

VIAJE A ARGENTINA DIRECTOR`S CUT. PART ONE

Capítulos inéditos de mi viaje a Argentina.

No lo había contado todo en el blog mientras estaba de patacaliente por el continente.
La razón principal era para no asustar a mis progenitores, que tanto se preocupan por mí. Pero ya ha pasado suficiente tiempo así que sin más preámbulos va la trilogía de capítulos inéditos del viaje a Argentina.

PARTE UNO: LA CAGADA EN TACNA.

Cuando había llegado a Tacna, todo iba de rechupete.
Apenas me apeé del bus, y fui a averiguar cómo se haría para cruzar la frontera con Chile. Tras un par de averiguaciones, logré conocer que el dato se lo hacía en un carro particular y que la cuestión me iba a salir por unos diez soles. Tres dólares para ser exactos, y el viaje iba a durar eso de una hora.

En el terminal se veían varios carros, de esos tipo Ford y otras marcas espaciosas, pero BASTANTE roñosos. Me voy aproximando a uno mientras trato de sacar el menos decrépito, no se vaya a averiar en plena carretera. Se me acerca el dueño y me dice que por diez soles me cruzaba la frontera y me ayudaba con lo que fuera. Bueno, vamos, le digo. Que me espere a que se llene el carro. Calculé cifras y si salía a cinco personas por viaje, daba 50 soles por cruzada. Y cinco más al regresar, eran cien solecillos para un viaje. Con que se lance 5 viajes completos el pana se hacía la plata. ¿Y no podía invertir unos cuantos para componer el carro?

Luego que un grupo de gringos se adentra y hacen el trato, nos fuimos hacia la frontera. En el viaje, les iba explicando a los gringos que era mi primera vez fuera del país, que estaba celebrando el fin de mis estudios, que blablabla. Y al peruano, que había recorrido todo el Perú a llanta, que me había gustado, que si no iba a haber problema en los trámites, que blablabla. Hasta le mostraba mi pasaporte y el peruano decía que todo bien.

Llegamos entonces al control fronterizo.
Situado en medio de la desértica llanura, era un lugar ideal para controles, puesto que había sólo kilómetros de tierra seca a la redonda, sin chance a correr o a esconderse en caso que algún traficante saliera. Uno tras otro hicimos fila en la ventanilla de imigración. Tras eso, se debía pasar a pie, cruzar la línea fronteriza y realizar el mismo papeleo, ya en territorio chileno.

Llega mi turno. El oficial me saluda y me pide mis papeles. Yo saco mi pasaporte, mi cédula y la tarjetita de migración andina y sonriente se los muestro al oficial. El oficial frunce el ceño.
- ¿Los sellos, señor?
- ¿Cuáles sellos? - respondo, sin dejar de sonreír.
- Los sellos de salida de su país y de entrada al Perú, señor.
- Ahí tiene la tarjeta de immigrante andino...(mi sonrisa había empezado a desvanecerse...)
- No señor! Usted cuando sale de su país hace sellar su pasaporte de salida y al entrar al Perú lo sella de entrada. ¿Dónde están los sellos?

Oh no...

Ahora, para explicar esta cagada, apretemos RW hasta el momento en que iba rumbo a Túmbez desde Machala... Eran aproximadamente las nueve y media de la noche, y el bus iba relativamente vacío. Llegábamos a Huaquillas cuando yo me aproximo al chofer y le digo:
- Señor, yo voy a viajar fuera del país, ¿me indica la oficina de migración, por favor?
- ¿Va a Perú? ¡No se preocupe, pase nomás que nadie le hará problema!
....
....
(Back to present)

¡¡CHOFER HIJO DE LA CELEMBÍSIMA PUTAAAAA!!!

Un terror helado se apoderó de mí, mientras el oficial me miraba de arriba a abajo y lanzaba su sentencia inmisericorde: "SEÑOR, USTED ESTÁ DE ILEGAL EN ESTE PAÍS. QUEDA DETENIDO. SERÁ PUESTO A ÓRDENES DE LA POLICÍA INTERNACIONAL E INMEDIATAMENTE DEPORTADO"...

Las rodillas me temblaban, mi corazón se salía del pecho, por primera vez sentí lo que era el sudor frío, se me dificultaba respirar. Incluso, al voltear, vi que el méndigo pasante ya se la había sacado elegantemente con los gringos muy cagado de risa...
Estaba solo, sin amigos, sin familia, sin NADIE, frente a un ceñudo y posiblemente ecuatorianófobo militar peruano que anunciaba mi arresto por el delito de ingresar a Perú sin mis respectivos papeles.

Balbuceando, más que hablando, le hice saber al oficial que era mi primera vez saliendo del país, que lo hacía por celebrar el término de mis estudios, que era un médico recién graduado...¡eso, que era un médico recién graduado! El oficial medio divertido al ver mi cara paniqueada me pregunta cómo se cura el Lupus... Yo con todo el puto nervio encima no sabía ni cuántas extremidades tenía el cuerpo humano. Al fin logro balbucear todo lo que sabía del lupus.
El oficial me observa, llama un par de veces y me vuelve a ver. Entonces el muy hijo de puta empieza a decirme la que me esperaba en las cárceles peruanas, que si sabían que era "ecuacho", sería deportado en ataúd. Yo no daba más de miedo. Quería salir corriendo, pero por el peso de mi mochila y mi falta de resistencia, no avanzaría ni mil metros, aparte de darles una excusa para que practiquen tiro al blanco conmigo. Entonces me decidí jugarme el todo por el todo. Le dije al oficial que por favor, que no me metieran en cana por un mísero error, que nunca me había pasado antes, que podría colaborar con alguna ayudita...

Había dicho las palabras mágicas.

El tipo me hace pasar a un cuarto pequeño y cierra la puerta. Empieza entonces a interrogarme una y otra vez si cargo drogas, si pertenezco a algún cartel, si consumo coca, si participo en narcotráfico, en trata de blancas, en terrorismo internacional, si soy simpatizante de la extrema izquierda (ni a patadas con esos hijos de puta). Yo respondo, no, no, NO, NO. Aquí está mi maleta. Regístrenla. Mi ropa, todo! Si cargo un gramo de lo que sea, pues al bote. Yo sabía lo que era.
Luego de quince minutos de interrogadas, el peruano parece medio convencido. Agarra mi pasaporte, y me dice que necesita aplicar un par de sellos que consten mi salida legal de Perú. Y si me hacían relajo en Chile, ya no era problema del tipo. Pero no me iba a salir gratichi. Ya resignado al hecho, saco aproximadamente unos 30 dólares, o sea más de noventa soles y se los extiendo al oficial. Y el conchudo encima que por esa plata no hace nada. ¡Tá bueno, hijo de puta! Saco 20 yanquis más y le digo que más no tengo. Eran más de ciento cincuenta soles. El hombre agarra el dinero y me dice que espere. Son otros veinte minutos en que miles de suposiciones me cruzan. ¿Y si el maldito se me hace el gil y manda igual a la poli? ¿Y si viene otro a pedirme más dinero? ¿Y si paso pero me joden en Chile? Finalmente, se me entrega el pasaporte con el sellito de salida junto a la tarjeta de migrante, sellada asimismo.

Tras agradecerle profusamente (cómo andaba de nervioso y asustado, cuando lo que debí hacer era mandarlo a la verga al gallinazo peruano, me peló bien el malparido), eché a andar hasta la ventanilla Chilena. Con las rodillas temblando extendí mi pasaporte. Al detenerse la oficial (y los chilenos no se andan con guevadas, es blanco o negro, con ellos sí me jodía) cuando revisaba mi sello en el pasaporte, me volví a aterrorizar. Si se avivaba y me rechazaba el ingreso, bye bye Tofu.

Antes que me diera cuenta, da dos golpes de sello. Al pasaporte y a la tarjeta.
- Tiene treinta día de estancia legal en Chile, caballero...
- Ya..ya.. ya está? ¿Eso es todo, señorita?
- Sí, caballero, recoja su equipaje, y siga, por favor...
(¡¡YAAATTAAAAAAAAAA!!!)

Apenas llegué a Arica, lo primero que hice fue tomar algo dulce para recoger el susto, hacer uso por primera vez de la tarjeta de mi viejo para sacar más billo pues había quedado chiro (que te aprovechen mis cincuenta yankis, perucho mamador...) y correr a un cyber a actualizar mis aventuras, obviamente salvando el asuntito de hacía poco.

De todos modos, tuve suerte. Si me hubiera salido un "honesto" o si anduviera chiro, tal vez seguiría picando piedras en algún lugar del desierto de Nazca...

2 comments:

Unknown said...

Hola Tofu-sama: al fin pude leerme aunque sea el primero de tus relatos, alli continuaré con los demás, pero a parte de todo me tocó comentar de primero :S uyyy... que chuto!!! Jejeje, la verdad no sé como tuviste tanto valor para arriesgarte tanto, chanfle!!! yo todavía estaría temblando como conejo, pero que bueno que todo te salió bien y que ahora esta contándonos todo lo que te pasó.

Para mi que el chofer del bus que te dijo que no ibas a tener ningún problema con los sellos, era cómplice del chavalo de imigración y por eso te pidio los veinte verdes de más... Claro todo era un complot para sacarte los pesos...

Bueno, por aquí me sigo dando la vuelta. Muchos saludos!!!

Anonymous said...

para mi que era todo falso y quería sacarte billete desde un principio. como eres extrangero y solo quiso aprovecharse